Ron Mueck

Al australiano de 51 años afincado en Londres Ron Mueck se le considera un escultor hiper-realista cuya obra te impacta desde el primer segundo.

Ya de niño vivió en un ambiente creativo, sus padres se dedicaban a la fabricación de juguetes y él hizo trabajos en programas infantiles para la televisión. Su maduración profesional le introdujo en la creación de efectos especiales para el cine, que culminó con la participación en la película “Dentro del laberinto” (1986), de Jim Henson (creador de los teleñecos, por cierto) y protagonizada por David Bowie. En ella creó un personaje, Ludo, al cual prestó su voz, y que con el paso del tiempo inspiro el personaje de Sully en la película “Monstruos SA” (2001) de Pixar.

Pasado su periplo cinematográfico, que no le reportó gran reconocimiento, se fue a Londres donde fundó su propia compañía, en la que enfocó su trabajo a la publicidad, creando esculturas y animatronics para anuncios. Estaban todos hechos sólo para ser fotografiados desde un único punto de vista, de forma que si veías sus esculturas desde otro ángulo perdías la perspectiva y se veían deformes y sin ningún patrón definido.

Consideró entonces que la fotografía destruía la presencia física del objeto original, por lo que se dedicó de pleno a la escultura y las obras de arte. En 1996 colaboró con su suegra Paula Rego, que le convenció para que expusiera en una galería, así le presentó al coleccionista y marchante de arte Charles Saatchi que quedó impresionado al ver su obra. Comenzó a encargarle trabajos y ahí fue su verdadero despegue como artista. Formó parte de la exposición Sensation con su obra Dead Dad, que causó una polémica inusitada por tratarse de su padre muerto. Dos años más tarde creó a Boy, un chico de cinco metros en cuclillas (las dos bajo estas líneas).

Pero su definitiva consagración llegó en el 2003 exponiendo en la National Gallery de Londres con obras como la la maternidad con una madre y su hijo recién nacido encima de su vientre todavía unidos por el cordón umbilical (abajo).

Materiales y técnica.
Lo que caracteriza a toda su obra, aparte del realismo que transmite, son las proporciones de las esculturas. Él comenta que a tamaño natural ve personas a diario, por lo que o las hace a tamaño descomunal o pequeñas. Para las de menor tamaño utiliza barro o yeso y las de gran tamaño primero utiliza un molde pequeño también en barro para posteriormente realizar la escultura definitiva con resina de poliéster o materiales sintéticos. Profundiza en el realismo enfatizando las facciones y exagerando las expresiones de los rostros (es interesante ver cómo transmite la mirada de los personajes). Detalle curioso es el pelo, que puede ser humano, de caballo o de fibra acrílica, y que va insertándo uno a uno. Y por supuesto el gran detalle que imprime a sus figuras, poniendo lunares, poros, relieve de las venas, puntos negros y vello en brazos y piernas.

En resumen, una obra sorprendente, altamente realista y que merece una mención en mi modesto blog. Por cierto, para el que le interese, algunas de sus figuras se cotizan por encima del millón de euros.

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